En La noche de Halloween , de manera más acusada que en el resto de la filmografía de Carpenter , hay implícita una manera de ver el cine y , sobre todo , de crearlo . O de recrearse en él , pues Carpenter arran- ca de la obra de un maestro como Hitchcock , Psicosis , y viene a bordar uno de los títulos más emblemáticos del llamado " subgénero del psychokiller ". Sin embargo , nos hallamos en un territorio muy peculiar dentro del cine de terror , entre los excesos gore de un Gordon Lewis y la sutilidad de un buen filme de suspense . Partimos de una historia aparentemente trivial dentro de los parámetros del género : un niño de seis años asesina a cuchillazos a su hermana en la víspera de Todos los Santos , es encerrado en un psiquiátrico y , 15 años después , escapa para sembrar el pánico entre las jovencitas de su pueblo la noche de Halloween . Apenas cabría destacar la figura del espantado doctor Sam Loomis ( Donald Pleasance ) , que persigue en vano al psicópata en cuestión y cuyo nombre remite claramente al personaje de Psicosis . ¿ Qué interés podría tener esta historia ? . Como decía , en esta película hay implícito un modo de entender el cine distinto al que impera en la mayor parte de las producciones del género . Carpenter calcula todos y cada uno de los movimientos de la cámara con una precisión milimétrica . Ni los encuadres ni el uso del fuera de campo son gratuitos . Así , las calles interminables de Haddonfield y sus casas , espejo de los ideales capitalistas made in USA , se convierten en un opresivo escenario . Gracias a la utilización de la steady-cam , sumada a las acertadas partituras del propio Carpenter , parece que flotemos en una atmósfera inquietante y fantasmagórica.En las primeras apariciones de Myers ( Tony Moran ) , Carpenter apuesta por la sutilidad y sólo nos deja ver fragmentos de su silueta , por ejemplo , en esa especie de casa-tabú en la que nadie debe entrar . Más adelante, en las secuencias nocturnas, Carpenter juega con la pálida máscara de difunto que lleva el asesino y el contraste que produce con la oscuridad . Al final , el psicópata aparece de cuerpo entero como una máquina de matar implacable e imparable . Como dice Loomis : es el mal encarnado . Si la temática del encierro era evidente en su película anterior , Asalto a la comisaría del Distrito 13 , en esta ocasión Carpenter ha diluido la claustrofobia : él mismo afirmaba en una entrevista que su técnica consistía en poner paredes por todas partes que bloquearan a los personajes y hacer un buen uso de las lentes. ( Fuente : Cine Club Geografia i História )